Hay cosas en gastronomía que uno
debe conocer como por ejemplo “el
senyor Parellada” mezclada de tradición, snobismo, creatividad y teruño
en este caso catalán.
Este restaurante lo podríamos denominar de cocina familiar (no la cocina popular) por
encima de todo con lo propio de la modernidad. Defiendo y atiendo a la cocina
familiar burguesa y urbana, que es la que he comido desde pequeño y que es la
que mejor conozco, porque es el soporte de un sector cultural al que ya no se
le hace nada de caso. La cocina del proletariado urbano hasta 1970, esta es una
cocina tradicional con buena manias.
Una globalización de los sabores y de las pérdidas
de identidades para ir más allá del costumbrismo sin caer en el
destructuralismo, que llevan a las
pérdidas de identidad de tres
"bolets" a una vichysoisse, sin traducirla y quedarse tan fresco. Podría
escribir más pero este restaurante entra en lo más grande desde mi modesto
punto de vista y mandamiento culinario de obligado cumplimiento. Una picada
tradicional catalana; de croquetes, pa amb tomac i anchoas y olivas negres, un
vi blanc de la casa de Eparraguera , nois per llogarí cadires.
Despues para aplaudir con las orejas “Unas manitas de cerdo a medias fundidas con bacalla patates y all i oli” para terminar pomada que viene a ser un mantecado de Gin tonic. “mel de romer”. Asi termino el año con mis amigos argentinos, en el corazón de la noble , gótica y turística Barcelona, Bo de categoría. No me puedo quejar.
Despues para aplaudir con las orejas “Unas manitas de cerdo a medias fundidas con bacalla patates y all i oli” para terminar pomada que viene a ser un mantecado de Gin tonic. “mel de romer”. Asi termino el año con mis amigos argentinos, en el corazón de la noble , gótica y turística Barcelona, Bo de categoría. No me puedo quejar.