VIBORESTAURANT, hablaremos de los restaurantes de todo el mundo, desde nuestro punto de vista que logicamente es muy subjetivo.


sábado, 17 de diciembre de 2011

PAELLA COMO MANDAN LOS CANONES

Como ya hemos dicho otras veces, la paella no es eso que se hace en nuestro querido continente sudamericano, donde los bichos de mar son los que denotan su presencia. La autentica paella es la que hacían los campesinos valencianos con el material que tenían a mano en el momento, agua, arroz, verdura, pollo, conejo y si por allí pasaba una rata también la echaban a la paella,
En este caso no le hemos echado rata, Pepe - un autentico maestro en estas artes- nos ha hecho la autentica paella del campo de Elche que ustedes pueden seguir en las fotos en 8 sencillos pasos.




Para leer bien las leyendas hacer click sobre las fotos

El resultado fue de Maravilla pues donde uno lleva la cocina al terreno y lo del terreno a la cocina es cuando las cosas salen bien como mandan los cánones. Sabores y aromas autenticos de "categoría internacional" y además contamos con un maridaje extraordinario, con un Ribera del Duero que le va como anillo al dedo, un ABADIA MANTRUS cosecha 2010, un vino sencillo pero que estaba a la ltura de lo que esta paella del "Camp d ´elx" demandaba a pesar que le faltaban los caracoles. Pero la cosa no quedó así, para esperar la paelleta y mientras tostabamos un pan que era "mel", Paco el dueño de "la barraca", nos hizo un "all i oli" con aceite virgen del lugar cosechado de sus propias oliveras y estrujado en las almazaras de la cooperativa, que era canto de los dioses y no te hacia cantar el aliento, algo sublime.

Y después de la paella, la Reme nos trajo su coca que sus nietos Gracia y Alvarito no dejaron ni una miaja, anda que no que para maridajes y buena gente no hay como el camp d´Elx.

lunes, 7 de noviembre de 2011

CASABLANCA LO NUEVO GASTRONOMICAMENTE HABLANDO EN SANTA CRUZ


Cuando los antiguos clientes de Elena Cronenbold se estaban preguntando qué nuevo emprendimiento podría tener entre manos después de vender El Candelabro, descubrimos que su nuevo restaurante se llama  Casablanca y se encuentra frente al MED del centro, en la calle Buenos Aires.
Decorado con faroles destacándose las vigas de madera y en las paredes fotos antiguas de la famosa película de los años 50 que inspiró el nombre de su nuevo restaurante, tiene también desparramado objetos de anticuario y curiosidades.  
El restaurante es temático ya que lo que se ofrece es sólo de rodizio, de todo tipo de carnes desde los tradicionales chorizos y morcillas pasando por la jiba y terminando con punta de ese, cuadril o lomitos varios, todo eso acompañado con un bufet libre de quesos, ensaladas, fejioda, arroces  y pastas entre otros. En definitiva un buen lugar para ir en familia, o en grupos que necesitan rapidez, calidad y pensar poco a la hora de elegir.
Muy cuidada la bodega donde los vinos nacionales de Campos de Solana, los argentinos de la Chamiza o la Séptima, los Chilenos de Errazurriz o Cousiño Macul son las estrellas. Una bodega en el centro del patio colonial destaca entre toda la infraestructura del restaurante.
Realmente una apuesta segura para las alternativas gastronómicas de Santa Cruz, el lugar no les va a defraudar y la profesionalidad esta en todo su apogeo en este gran equipo de Elena en su nuevo emprendimiento.

jueves, 3 de noviembre de 2011

LA BODEGUILLA DE MICHELANGELO PARA ENCUENTROS GASTRONOMICOS DE ALTOS VUELOS

En el Palacio de la Moncloa que es donde viven los presidentes de Gobiernos de España existe “La bodeguilla” Felipe González la construyo y Aznar la transformó en cava donde conservar sus apreciado Ribera de Duero, Zapatero apenas la usó. Es un lugar idílico que todo español deseaba cenar en compañía del presidente.
Algo parecido es la que Carlos Suarez ha montado en su restaurante Michelangelo, un reservado para un máximo de 10 a 12 personas, se trata de la bodega donde celosamente guardaba sus botellas de vino y ahora es un espacio para almorzar y cenar con todo el clímax bodeguero, 18 grados, y los mejores mostos al alcance para descorcharlos al gusto del consumidor.
Este es el sitio ideal en Santa Cruz para tener encuentros como los de Moncloa, con artistas poetas políticos empresarios y deportistas de alto nivel. Donde la tertulia y los comentarios queden entre las cuatro paredes, donde a media luz se tenga el ambiente ideal para conversaciones sinceras, para encandilar a nuestros invitados.
La bodeguilla que esta es como una gran buhardilla en el nivel superior, tiene una pared acristalada desde la cual se domina el comedor principal. Se entra desde el patio y sentarse entre cajas botellas copas y ladrillos embastados en las antiguas paredes de caña y güembé es ya un lujo. Si además estas rodeado de los cristales ámbar o verde “Ray Ban” que guardan mostos Italianos, Franceses, Españoles, Chilenos, Argentinos y como no los mejores de nuestra tierra es un placer que pocas personas pueden disfrutar.
Una Vez inaugurada creo que tendrá lista de espera para poder disfrutar de este reservado único en los restaurantes de Santa Cruz y primero en su género.
CATABUENVINO, tuvo la deferencia de ser uno de los primeros de conocer este mágico lugar de la gastronomía cruceña y damos fe de lo que vimos y hoy relatamos.
Forrado de ladrillo tosco y antiguo con sus estanterías típicas bodegueras en forma de cruz de San Andrés, duermen las mejores marcas de vino del continente esperando ser descorchadas y maridar de la mano de los increíbles platos de este restaurante insignia de Santa Cruz, temperatura de Bodega, humedad correcta, vigas de madera, una iluminación seductiva es el lugar ideal para aquellos que quieran disfrutar de una manera única de un buen momento como decimos en la cabecera de nuestra revista: "Los vinos son un invento. No existen vinos: existen botellas. Y de hecho no existen botellas, sino que existen momentos." , y  un momento en la Bodeguilla de Michelangelo es rozar la eternidad.
En este rincón ya reposa el nuevo cupage del vino de autor de Carlos que otro día hablaremos extensamente de él, pues merece un punto y aparte pues se viene con matices de gran tenor. El nuevo CARLOS MICHEL del vintage de 2011 descansa en la Bodeguilla, dormita esperando el descorche para rezumar con sus aromas este nuevo ambiente mágico que se ha abierto en Santa Cruz.

viernes, 30 de septiembre de 2011

CINE PARA CHUPARSE LOS DEDOS

Si hay una palabra que pueda definir la cocina de Ferran Adrià y su restaurante El Bulli, considerado por la mayoría de críticos como el mejor del mundo, es la magia que convierte lo cotidiano en irreconocible. Ahora, ese secreto sale a la luz en el documental "El Bulli: Cooking in Progress". Antes de que Adriá anunciara un paréntesis de dos años y su transformación en una Fundación, El Bulli abría sus puertas durante seis meses, en la temporada estival, y las volvía a cerrar en invierno para que Adriá y su equipo pudieran trabajar en el siguiente menú. Porque en este restaurante con tres estrellas Michelín, ningún cliente come lo mismo dos veces.
En uno de esos períodos, durante la temporada 2008-2009, la cámara del cineasta alemán Gereon Wetzel se coló entre los fogones de El Bulli durante 15 meses, capturando cada paso del proceso creativo que acaba convirtiéndose en un menú de hasta 35 platos tan sorprendentes como apetecibles.ver los avances


"La primera semana resultó muy difícil, estábamos literalmente 'lost in the kitchen' (perdidos en la cocina)", dice Wetzel durante la presentación del filme en San Sebastián. "Quizá la forma de trabajar no sea tan espectacular, pero el resultado es mágico, recuerda a los pintores en su búsqueda de nuevas posibilidades".


¿Qué podemos hacer con un caqui?, pregunta Adriá a su jefe de cocina, Oriol Castro. Acto seguido, la maquinaria de esta especie de laboratorio de alquimia situado en la cala Montjoi comienza a desgranar un abanico de sabores y texturas mediante procesos de deshidratación, fritura, tratamiento por vapor o vaciado del aire.


Y el resultado es fascinante: brotes de pino con miel y cristales de sal, langostinos de té con anémonas de caviar, canapés de jamón y jengibre o una vinagreta helada con mandarinas y aceitunas verdes. Todo es posible en El Bulli.


Sin embargo, "la gran contradicción de hacer un documental sobre cocina es que uno muestra todos esos sabores sin poder probarlos", señala Wetzel, que no se considera a sí mismo un "gourmet", sino un curioso del proceso creativo de un artista como Adriá. Por eso, en "El Bulli: Cooking in progress" no se ven las reacciones en las mesas del restaurante. "Para mí, filmar a la gente cuando come tiene algo de pornografía, y nosotros queríamos mantener una distancia crítica con el restaurante", añade el cineasta.


El documental, que no llegará a las salas de cine españolas hasta 2012, fue presentado en la nueva sección 'Culinary Zinema' del festival de San Sebastián, que continúa la senda marcada por la Berlinale con su innovadora propuesta de combinar cine y gastronomía. No en vano, San Sebastián y sus alrededores albergan la mayor concentración de estrellas Michelín por metro cuadrado en el mundo. "Sumado a que tenemos un festival de la máxima categoría, era sólo cuestión de tiempo juntar ambos aspectos", afirmó el director del certamen, José Luis Rebordinos, que debuta este año en el cargo.


En total, siete largometrajes y un corto integran esta sección que plantea un recorrido por los secretos del mejor restaurante de sushi, los vinos argentinos de Mendoza, el arte de un 'chocolatier' francés o la transformación de un menú gastronómico en toda una experiencia musical. Cine para chuparse los dedos. www.elbullimovie.com

dpa ELENA BOX

martes, 20 de septiembre de 2011

EN MADRID UN ESPACIO 100% ITALIANO-AMERICANO

Bruccolino es la forma italiana de llamar a uno de los elementos más reconocibles de Nueva York, el puente de Brooklyn. Pero también es el nombre de uno de los lugares más apetecibles de la capital para disfrutar de las especialidades italoamericanas.
La idea del nuevo desafío de Ignazio Deias es crear el ambiente perfecto para degustar las recetas más típicas de los inmigrantes italianos en EEUU. De ahí que en la carta se encuentren platos tradicionales pero rebautizados con personajes famosos. Así está 'la Melanzane alla Sinatra', milhojas de berenjena, tomate y queso; la 'Al Capon.ata', guiso agridulce de berenjenas y más verduras o 'la Madonna che insalata!', ensalada con rúcola, pera y parmesano.
También se pueden encontrar risottos, carnes y pastas como los Fetuccine Alfredo, en salsa de nata y parmesano; los Spaguetti with meatballs, con albóndigas y tomate o los Gnocchi alla Stallone, ñoquis de patata con queso azul gorgonzola.
El toque más americano lo dan las hamburguesas como la De NiroŽs gourmet, con setas y trufa, y las pizzas, siendo de las más especiales La Rodolfo Valentino, con tomate, mozarella y verduras.
Brucculino está ubicado en la madrileña calle de Trafalgar, número 17.
FUENTE El Mundo

lunes, 8 de agosto de 2011

De trattorias y buevino por la Ciudad Eterna

Nuestro gran amigo Jorge Hevia deja Roma y no se olvida de los restaurantes de los locales tradicionales de siempre. Jorge a desempeñado hasta ahora la función  de consejero cultural de la Embajada de España en Italia desde 2008, se despide de Roma con un recorrido por las trattorias que más le gustan. Ya antes conocia muy bien la Ciudad Eterna pues entre 1992 y 1996, entonces como consejero de la Embajada ante la Santa Sede. Como buen diplomatico regresa a España con este genial artículo gastronomico que nos detalla los lugares del buen yantar en la Roma de la bohemia, personalmente les aseguro que cuando regrese a Roma recorreré todos estos sitios que cita Jorge.

En Roma, como en toda Italia, se come muy bien. Son muchísimos los restaurantes, trattorias y pizzerías en la Ciudad Eterna. Es evidente que un porcentaje elevadísimo de romanos vive del negocio de la restauración porque hay en Roma más restaurantes que bares en Madrid. Después de mucho tiempo en la capital de Italia he llegado a la conclusión de que aquí conviene olvidarse de los restaurantes de vanguardia seguidores de «la nueva cocina» y optar por frecuentar las trattorias sencillas y las no tan sencillas o incluso de lujo. Es en estos locales donde uno se siente plenamente a gusto en Roma. Por eso, me gustaría compartir con los lectores algunos de mis restaurantes romanos favoritos:

Restaurante Nino en Via Borgognona, muy cerca de la plaza de España y de la residencia de la Embajada de España ante la Santa Sede. Restaurante florentino, creado en 1934 en otra calle cercana y desde hace décadas en su actual ubicación. Magníficas las alubias blancas frías con aceite, la ensalada de farro, las alcachofas a la romana, los fritos de fiori di zucca (flor de calabacín) y los tagliatelle al ragú. La carne es su gran especialidad, destacando la tagliata (carne a la parrilla) y el filete Ascè. El servicio es muy profesional, si bien entre todos los camareros me gustaría tener un recuerdo especial para mi buen amigo Dario. 




Trattoria Il Tritone. No lejos de la Fontana de Trevi, junto a la Via del Tritone. Diversas ensaladas, destacando las de alcachofas, salmón y gambas. Spaghetti alle vongole (con almejas) o caccio e pepe (con queso y pimienta, plato muy sencillo y típico plato romano), ravioli di zucca al tartufo y los tradicionales maialino (cochinillo) y abbacchio (cordero). Pregunten por Pasquale, Ennio o Pino, representantes de lo mejor de los profesionales del sector: amables, cultos, siempre atentos.

Al Moro. Muy cerquita de la Fontana de Trevi. La última vez que estuve me topé con el actor Richard Gere. Trattoria elegante en la que siempre quedas bien si tienes que invitar a alguien. Su especialidad, antipastos de verdura y pescado. 


Pizzeria Le Coppelle.
La gente cree que es fácil comer buena pizza en Roma y, sin embargo, no es así. Hay muchas, pero la mayoría son frecuentadas por turistas e ignoradas por los romanos. Ésta, sin embargo, es una de las pocas en el centro donde el amante de la verdadera pizza -fina, nunca demasiado gruesa- no saldrá defraudado. Y para beber, cerveza. 


Della Campana. Para la gran Guía de trattorias «Mangiarozzo» es una de las 20 mejores de Italia y una de las 2 romanas de esa lista (la otra es Matricianella. Al parecer esta trattoria fue fundada a finales del siglo XV y en ella solía comer el pintor Caravaggio. Muy rica la Vignarola (una menestra de verduras romana que también ofrecen en Nino). La única pega es que el local a veces resulta ruidoso. 


Matricianella. Es la otra trattoria romana destacada por la guía «Mangiarozzo». Probad los fritti di baccalà (fritos de bacalao), los bucatini alla vaccinara o los spaghetti alla carbonara (con tocino y huevo). Gran carta de vinos. Se encuentra en la Via del Leone, muy cerca de la bella plaza de San Lorenzo in Lucina, cuyas famosas cafeterías con terraza Ciampini y Vitti suelen frecuentar los lugareños.


Lo Scarpone.
En Via Porta di San Pancrazio, cerca del hermoso parque Villa Pamphili y no lejos de la residencia del embajador de España en Italia. Con un espléndido emparrado durante los meses de buen tiempo. Los domingos a la hora de comer es frecuentado por monseñores y cardenales, lo que prueba que se come bien sin gastar mucho. Antipasto variado, buena carne y fritto misto di paranza (gambas, calamares y pescadilla). Buenos tintos y óptimo -y económico- blanco de los Castelli romani (alrededores de Roma).

Fortunato al Pantheon. Frecuentado por políticos y periodistas ya que está cerca de la Cámara de Diputados y del Senado. Sobresalen la ensalada de gambas, piñones, tomate cherry y rughetta, así como el pescado en general. Otro sitio donde siempre te deja bien.

Otros locales clásicos son Piperno y Il Portico d'Ottavia, ambos en el Ghetto o barrio judío, Checco er Carretiere, en el Trastevere, y Dal Bolognese, en la Piazza del Popolo. Pero yo me quedo con los antes mencionados, por haberlos frecuentado y por haberme aficionado a ellos. 

JORGE HEVIA

Gracias Jorge yo me acordaba del Cabaliero Fieramosca en el Trastevere, pero unos amigos me han dicho que ya no existe.

martes, 5 de julio de 2011

Estas son las 10 comidas más populares del mundo

La pasta es el plato más popular del mundo, por encima de la carne, el arroz y la pizza. Así concluyó un sondeo internacional llevado a cabo por la ONG Oxfam, realizado en 17 países, entre abril y mayo de 2011, en el que participaron más de 16.000 personas de Australia, Brasil, Alemania, Ghana, Guatemala, India, Kenya, México, Pakistán, Filipinas, Rusia, Sudáfrica, España, Tanzania, Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros estados.

Cifras de la Organización Internacional de la Pasta indican que Venezuela es el mayor consumidor de pasta, después de Italia. Entre los 10 países que más la consumen están Túnez, Chile y Perú. La Argentina ocupa el puesto 12.

Las cifras de ventas globales reflejan el amor mundial por la pasta. Las ventas aumentaron de US$13.000 millones en 2003 a US$16.000 millones en 2010, y se prevé que en 2015 alcanzarán los US$19.000 millones.

¿Cuál es el secreto de esta popularidad? Su bajo costo, versatilidad y conveniencia, dice Jim Winship de la Asociación de Pizza, Pasta y Comida Italiana, con sede en Reino Unido. "Se pueden crear muchos platos con pasta. Tiene buen sabor y uno queda satisfecho. También se puede almacenar en buen estado durante mucho tiempo".

Aunque, dice, ese es sólo parte de su éxito. La pasta también es relativamente fácil de producir en grandes cantidades y de transportar por todo el mundo, características que la convierten en un producto atractivo para las empresas de alimentos.

Sin embargo, según Tim Lang, profesor de política alimentaria de la City University London, se trata de un fenómeno cultural. “A la gente le gusta la forma de vida italiana y su comida básica y sencilla", asegura.

Las 10 comidas favoritas a escala global, según el sondeo, son las siguientes:

1. Pasta 9%
2. Carne 6%
3. Arroz (Paella, Rissoto, Arroz chino) 5%
4. Pizza 5%
5. Pollo 5%
6. Pescado y marisco 4%
7. Verduras 3%
8. Comida china 2%
9. Comida italiana 2%
10. Comida mexicana 2%
Lo que no dice el estudio pero nosotros si que lo recomendamos es que sea cul sea la comida siempre, este acompañada de un buen vino.

Fuente: BBC Mundo

martes, 28 de junio de 2011

CUAL ES VOCABULARIO DE LOS NUEVOS RESTAURANTES

No es casual que, en el viejo lunfardo porteño, el verbo manyar (es decir, conocer o darse cuenta), provenga del itálico mangiare (comer), ya que a menudo uno pasa por diversas experiencias pseudoculinarias vinculadas al aprendizaje, tales como comerse sus propias palabras, tomarse algo con soda o, si cuadra, tragarse algún sapo.

Esta última metáfora, que alude a la obligación de bancarse estoicamente lo que venga más que al placer de saborear unas ancas de rana, tiene que ver con el tema que nos ocupa: los menús en los restaurantes de moda y/o de autor, con platos bautizados con términos o frases en todo tipo de idiomas que van desde lo confuso hasta lo estrambótico, pasando por descripciones provistas de las más delicadas licencias poéticas hasta los más estrepitosos desbordes imaginativos.

Ante tal panorama, un gourmet avezado sabrá hacer de tripas corazón (frase que casi casi suena como algún plato de estos menús). ¿Pero qué panorama le aguarda al consumidor común, que solo desea cenar algo rico sin necesidad de recurrir al Larousse gastronómico, a la piedra de Rosetta o al I Ching para entender qué corno le están ofreciendo? Para no acarrear pesados diccionarios ni recurrir al costoso servicio de intérpretes (no tan oneroso como algunos servicios de mesa, ojo) cada vez que decidamos salir a cenar a Palermo Hollywood o al polo gastronómico más de moda, recopilamos una lista de algunos de los términos que usualmente causan más confusión con su correspondiente esclarecimiento.

A continuación, una guía para tener a mano en caso de emergencia y evitar la posible deglución de batracios… salvo que se trate de las mencionadas (y exquisitas) ranas.

Confit / magret de pato: El pato suele prepararse de muchas maneras, pero estas dos técnicas de origen francés son las más comunes. El confit no significa que la pobre ave venga recubierta de azúcar cual cupcake, sino una lenta cocción de la carne en su propia grasa para luego conservarse en la misma. Se come frío o caliente. Por su parte, el magret no hace referencia a ningún detective de ficción sino a las pechugas de pato cebado, que suelen consumirse muy poco cocidas.

Cocción lenta o a baja temperatura: Salida diríase del laboratorio de Dexter, esta técnica de los años 60 somete a los alimentos a fuentes de calor de baja intensidad (debajo de los 70°) para cocinarlos durante lapsos de larga duración (10 a 12 horas promedio). Así se obtienen (supuestamente) alimentos con sabores bien diferenciados y texturas más suaves y, a la vez, una interesante denominación para llamar la atención en el menú. Todo suma, dicen.

Coulis: Salsa espesa salada o dulce, en general hecha con puré de vegetales o frutas. Una de las versiones más comunes en lo restaurantes modernos de Buenos Aires es la de frutos rojos. Puestos a versear, un puchero bien podría describirse como “selección de carnes y vegetales al vapor con suave coulis de garbanzos”.

En croûte: Otra vez el francés otorga chapa sofisticada a platos que simplemente están envueltos en hojaldre. La traducción más literal es “en costra”, y el plato más usual sin duda es el paté.

Emulsión: Palabra atemorizante de libro de química y común aparición en los menús de gastronomía molecular, que básicamente alude a la mezcla de dos líquidos de modo más o menos homogéneo. Como una sencilla mayonesa o un café espresso, por ejemplo.

Gigot / ragoût de cordero: Caso similar al del pato, en cuanto a que estas dos preparaciones son las más usuales para el animal en cuestión y que ambos términos son franceses. El gigot es el asado de pierna de cordero; su nombre viene de un antiguo instrumento de cuerdas, de aspecto similar a la pata; el ragoût, por su lado, es un guiso de trocitos de carne y/o verduras cocidos en su propio jugo. No confundir con el ragú, o la porteña sensación de tener hambre. Salvo que se tenga ragú de ragoût.

Granita: Y más confusiones para este boletín, sobre todo para quienes ya se sabían la canción del sorbete. De origen siciliano, la granita es más gruesa y cristalina y se obtiene de un bloque congelado (de jugos de fruta, bebidas varias y azúcar) que se raspa y se sirve. En ambos casos, no contiene yema de huevo ni leche, como sucede con el helado común.

Lichis/ lee chees/ litchis/ litchees: Sólo 4 maneras 4 de escribir la fonética de estos simpáticos y no-tan-dulces-que-digamos frutos de origen chino (litchi chinensis), servidos a modo de postre.

Pochado: Nada que ver con Pocho La Pantera, sino con el verbo francés pocher, escalfar o rehogar. El alimento (en general pescado) es cocido lentamente en un líquido de mucho sabor, como un caldo, sin que este llegue a hervir por completo.

Semifreddo: Pasteles a base de helado, tartas de fruta, flanes, todo eso y no mucho más es lo que se conoce en Italia como semifreddo (“semifrío”); tiene la textura de una mousse helada, ya que combina el helado con crema batida por partes iguales. Si les traen un almendrado con este nombre, protesten, qué va’cer.

Smoothies: El nombre podrá sonar exótico a quien no hable inglés (“suavecito”; ¡ojo que no tiene Vivere!), pero su esencia no lo es tanto. Licuado de frutas con leche y helado o hielo, similar a un shake. No lleva alcohol y a veces incluye ingredientes de corte “saludable”: zanahorias, miel, polen y algunos de los muy de moda energizantes naturales como wheatgrass, maca o espirulina, entre otros. Sin embargo, nunca faltan los cafés que, para tirárselas de modernos, usan este nombre para rebautizar los viejos y queridos licuados de siempre.

Tataki: Si se topan con esta denominación nipona, sepan que significa “en porciones”  o “apilado”, técnica que se usa comúnmente para el pescado, fileteado, marinado, asado apenas en la plancha y luego superpuesto en el plato. Si en vez de pescado llegan rodajas de jamón y queso… huir.

Tempura: Todo bicho que camina va a parar al asador y, últimamente, todo aquello que se reboza suele llamarse tempura (pronunciado con acento en la e), pero no. Es un típico plato japonés donde se fríen trocitos de mariscos y verduras tras bañarlos en una mezcla de harina, agua fría y huevo, y se sirven con salsa agridulce. No acepten gato por liebre. Ni rabas por tempura.

Tian: Suena misteriosamente asiático pero es un plato de origen francés, de vegetales dispuestos en capas y horneados en una fuente o cacerola del mismo nombre; puede incluir queso y siempre tiene una cubierta de pan rallado.

Tournedos: Si vamos a ser estrictos, son cortes transversales del centro del lomo de buey o de ternera, de uno a dos centímetros de alto, unos 100 gramos de peso y forma cilíndrica; se los asa o sartenea y se sirven muy jugosos. Si no vamos a ser estrictos, no se quejen si después les sirven tournedos de cornalitos, de mozzarella o de sandía.

Wraps: No habíamos terminado de habituarnos a los tacos, burritos y shawarmas, y nos enchufaron los wraps (“envolver”, en inglés), versión informal -y muy yanqui- de los tres “sándwiches” envueltos citados, con diversos rellenos de tono mayormente veggie.


Por Frank Blumetti de JOY

lunes, 13 de junio de 2011

CABAÑA LAS LILAS UNICO EN EL MUNDO A LA RIVERA PORTEÑA DEL RIO DE LA PLATA

En la capital porteña podemos encontrar de todo desde la gastronomía griega que en estos días celebraba su día patrio a la italiana, japonesa, española, … etc. Pero si uno está en BBAA tiene si o si, entrar en los vericuetos de los Bifes, carnes, matambres, cabritos y similares. Pero la gloria de la lleva el BIFE de CHORIZO, mejor dicho el Ojo de Bife de chorizo.
Quien les habla, recuerda todavía y algún día todavía lo sueña uno de estos biffes que cuando pise por primera vez la patria de Gardel probé en Jujuy, era la primera vez que veía y probaba tal corte, yo creía que me iban a dar una carne como si fuera un chorizo pamplonés, pues chorizo, chorizo en España el de cantimpalo. Pero lo de biffe de chorizo argentino con el de cantimpalo nada que ver, aquí chorizo es pura carne y de la mejor, allá en la madre patria de los “gallegos” es un embutido de chancho con pimentón rojo y bolitas de grasa con un sabor cada cual más fuerte.
Aclarada esta terminología que para el hispano es esencial entremos en materia. Quería hacer una inmersión de vinos argentinos y carne, e hice un focus group para saber cuál era el mejor asador pórtense, los finalistas fueron dos, Las Lilas y Mirasol, tomamos nota y allí nos dirigimos para celebrar la “Champion League” de los asadores.
Empezamos con LA CABAÑA LAS LILAS, su situación inmejorable en los antiguos Docks sobre el rio de la plata en Puerto Madero. Inmenso local que empecé a temblar al ver tanta gente unas doscientas personas o más, a tantos clientes las Lilas corresponde con un ejército de profesionales en cocina y en sala. La batalla la ganó las Lilas con este ejército, bien preparado muy profesional y súper eficaz que son sus maîtres, somelier, meseros expertos en pan bautizados como “panelieres”, garzones, cocineros, pinches y mozos de sala responden a la perfección al nivel de su carne.
Yo conocedor de la carne argentina, ya venía con una idea preconcebida, ir directamente al bife de chorizo, y olvidarme de lo demás, estaba completamente equivocado, creo que a estas catedrales de la carne hay que dejarse llevar leer más la carta y no creerse que en un asador todo es sota caballo y rey.
Mi primera sorpresa y que el atento maitre nos recomienda que probemos la nueva carne de genética japonesa que ahora pasta en la pampa argentina que se llama KOBE, aceptamos el reto, a pesar de que el precio de alto standing no es muy apetecible, para comparar el KOBE con lo conocido hacemos un envite con un ojo de biffe de chorizo. Anotado queda. En este momento por arte de magia llega la “paneliera” que nos ofrece más de seis tipos distintos de pan, sin dar razón a una tregua aparece por banda izquierda una mano que deposita un festival de delicadezas en forma de aperitivo para empezar, dejamos la pesada y prolija carta de vinos, para tener una relación más humana para hacer frente al maridaje y Eduardo se arrima a nuestra mesa y con su olfato de Somelier empieza a recomendarnos, la verdad es que ya teníamos una idea muy preconcebida que planteamos al fenómeno de Eduardo y él aceptó el reto.
Nuestra apuesta no era otra que maridar las mejores carnes con vino de Salta concretamente de Cafayate los vinos de altura que más metros tienes sus viñas, 2300, no queríamos quejarnos de la cartera y pasar a lavar platos, le dijimos que jugará por copas y con lo que habitualmente descorcha. Y en un santiamén tuvimos sus propuestas, dos vinos para el aperitivo y uno para el celestial maridaje con las carnes.
En el aperitivo, como no, no podía fallar una de las variedades propias de esta Argentina enológica como es el Torrontes, extraordinario, quizá le faltaba algún grado a la baja, pero estaba soberbio, un 2010 de la Bodega de José Luis Mounier.
Para que se hagan una idea decir MOUNIER es decir historia, clase, ciencia y calidad. José Luis Mounier es licenciado en Enología. Nació en Mendoza y si bien creció entre viñedos, con su padre y abuelo viticultores, fue en Cafayate, Salta, donde pudo hacer realidad el sueño de tener su propia viña y un vino que llevara su nombre.
La concreción de este anhelo comenzó cuando en el año 1995 compró 25 hectáreas a 5 km de Cafayate y a 1850 metros de altura en el paraje "El Divisadero". El proyecto comenzó de cero, en una tierra virgen y en familia. Hoy, Finca Las Nubes es un paseo elegido por muchos turistas que llegan a Cafayate.
Sin lugar a dudas es uno de los grandes winemakers del Norte de Argentina. Quien define de esta manera sus vinos y este increíble cuna de vinos que es Cafayate. “La ventaja de estar en Cafayate creo que es apropiarse y encaminar las virtudes del lugar (altura, amplitud térmica, días diáfanos, escasas lluvias, etc) que permiten potenciar los colores, aromas y sabores de los vinos de altura. Creo que Cafayate es un lugar en el mundo y no tiene que envidiar mucho a otros famosos de Europa o EEUU. Si bien falta mucho por hacer, siempre se avanza para mejorar. Se suma a esto una fuerte corriente de enoturismo, ya que Salta, junto con sus vinos, que ya no es sólo Torrontés,  tiene una rica historia,  tradición, paisajes, gastronomía, folklore, artesanías y la calidez de su gente, lo que genera una conjunción muy atractiva para argentinos y extranjeros. Esto nos permite vender casi la mitad de las 50.000 botellas que producimos anualmente a los turistas que nos visitan en Finca Las Nubes, tarea a cargo de mi esposa Mercedes y su equipo.”
Con este prólogo está todo dicho Eduardo aposto por un best value de categoría y así fue el Torrontes de Mounier rompió con todos los pronósticos, una variedad de raíz riojana con su deje criollo tiene estas notas dulces, a primera vista de color amarillo claro con tonos verdosos  con este matiz parecido al moscatel de Alejandría, en nariz muy fresco y sutilmente frutado, aromático si pero no fluente en nariz, en boca resulta lleno agradable redondo y suave, con gran persistencia y equilibrio.
Luego pasamos a un rosado o Rose, half and half de malbec y cabernet souvignon de la misma bodega salteña, del vintage de 2009, muy mineral, sin ser aromático a lo “madame rose” tenía un equilibrio más a lo tinto que al joven descarnadamente afrutado. Ideal para el aperitivo que nos ofrece Las Lilas, con un color rojo muy atrayente y vivaz. Aroma floral que recuerda a picotas maduras y algo de fresa. En la boca es muy suave y fresco, de excelente y contumaz volumen y sorprendiendo la persistencia que no es tan propia de estos vinos.
Para la carne el excelente Somelier de Las Lilas nos propuso un AMALAYA,  con un blend 75% Malbec; 10% Cabernet Sauvignon; 10% Syrah; 5% Tannat. es un vino que es muy comercial y está apostando por grandes campañas publicitarias, a decir verdad guarda este equilibrio propio en esta versión 2009 de un vino muy noble y equilibrado.
Según el enólogo Francisco Puga, Amalaya es un digno representante de las exquisitas condiciones del clima y el suelo en el Valle Calchaquí del Norte Argentino. El Valle Calchaquí está situado en la región del noroeste argentino (NOA), al pie de la Cordillera de los Andes, a una altura de entre 1.600 y 1.700 metros sobre el nivel del mar. Esta elevada altitud ofrece un clima ideal para el cultivo de viñedos con agricultura sustentable: los días intensamente soleados y las noches frescas contribuyen a retener la acidez y las características frutales que se concentran en la uva.
AMALAYA de color púrpura con vivos violáceos. Profundo y brillante. En nariz resume el terroir que le da origen. Perfecta combinación de los aromas que brinda la altura con una prolija combinación del roble. Frutos maduros, terroso, ají molido, notas florales y dejos de hierba seca. Mucha complejidad. Ataque fresco, de estructura media en paladar. Equilibrado, de taninos dulzones que dejan un recuerdo prolongado con retrogusto frutado.
En conclusión Eduardo nos trajo a la mesa de Las Lilas el complemento ideal para las carnes que iban a aparecer sobre este escenario un vino de calidad y estilo.
Un vino para acometer lo que sería un festival de texturas, aromas y sabores de dos carnes distintas y su propina. Las carnes se deshacían en nuestras bocas como mantequilla, rojas y jugosas, sin grasas indecorosas plagiaban las grandes sinfonías de la gastronomía algo sublime para una tarde que tardaremos en olvidar donde en los ensueños más placenteros de los días que nos quedan por vivir, aparecerán en esta nebulosa de lo excelente que un día conocimos en la rivera del Rio de la Plata en los docks de puerto madero.
Pero todo necesita de un buen remate, y el postre fue, para mi que no me gusta y no puedo tomar dulce, el complemento ideal, piel caramelizada de naranja, bolas Catania (Que las hacia mis tios de casa Piera en la mejor pasteleria de Barcelona que es algo tan simple como chocolate blanco rebozadas en polvo de chocolate negro) y corteza de almendra. Todo ello acompañado de un restretto.
Si bien esto no es gratis y nos apretó el bolsillo, fue un apretón merecido y más que voluntario pues el día la compañía y la ocasión lo merecía.
El único defecto, que la Cabaña Las Lilas, van con 10 minutos de adelanto, la virtud del servicio rápido y atento se hizo defecto, pues la regla de los 20 minutos era necesaria para saborear este festival gastronómico y enológico que nos ofreció Las Lilas.

martes, 12 de abril de 2011

LA MODALIDAD DEL DESCORCHE

No conozco en Bolivia ningún restaurante que acepte la modalidad del descorche, en Buenos Aires hay mas de 100 y cada vez son más los restaurantes de Buenos Aires y Zona Norte que permiten a los clientes ir a comer llevando desde su casa el vino que beberán durante el almuerzo o la cena. A cambio de permitirlo, cobran un fee que se denomina derecho de descorche. 
Un vino que en góndola cuesta 100 pesos, en la carta de un restaurante puede llegar a triplicar su precio. Esta modalidad permite disfrutar la comida acompañada por un buen vino, sin pagar por la botella un precio exorbitante.
Pero no se siempre se justifica salir con el vino bajo el brazo. Tiene sentido si el fee que cobra el restaurante es razonable (buenos restaurantes como Hernán Gipponi o M Buenos Aires, por ejemplo, cobran entre 60 y 70 pesos por este servicio, lo cual es un poco excesivo), o si lo amerita la propuesta culinaria del establecimiento (llevar un Malbec Reserva 2008 a una sucursal de Piacere sería un disparate). 
Teniendo esto en cuenta estos dos factores, armamos un listado de restaurantes "amigos del vino" que cobran un fee accesible, al tiempo que ofrecen una gastronomía de calidad. Tomá nota.

1. Efímero FestínEste pequeño restó de Palermo fue elegido, en  una encuesta realizada por Revista JOY en marzo de este año, como el mejor lugar para comer con onda gastando poco. Carolina Lavecchia, su chef propietaria, elabora platos creativos, sanos y sabrosos. Como el lomo al Malbec y cassis ($59), la hamburguesa de tofu orgánico ($38) o la ensalada de langostinos crocantes ($48). Se cobra un descorche de $15 por persona, el equivalente al valor mínimo de una copa.
(Uriarte 1411, Palermo Soho / T. 4831-9867)

2. Salgado AlimentosPara comer rico, bien y barato en Villa Crespo, andá a Salgado Alimentos. Combina una rara estética de fábrica de pastas con la de un restaurante barrial, de mesas apretadas. Probá los agnolotis de cordero, menta y ajos asados ($42) o los sorrentinos de queso de cabra y tomates secos ($32). La carta de vinos está acotada a las marcas más comerciales, por lo que el descorche es la mejor opción. Te cobran unos 25 pesos por permitirte abrir tu botella.
(Ramírez de Velasco 401, Villa Crespo / T. 4854-1336)

3. Brotes del AlmaSon sólo 32 cubiertos atendidos por Nicolás y Soledad. El, chef; ella, camarera. Ambos, propietarios. Un sencillo pero adorable bistró barrial del bajo Belgrano, cuyo secreto es la comida simple y de buen sabor, como los ravioles Dorita (langostinos, ricotta, mascarpone y lemon gras, $32), un plato típico de la carta. En vinos están algo cortos, porque el acento está puesto en los productos orgánicos y biodinámicos. Si llevás tu botella favorita, te la cobran al precio del vino más barato de la carta: 25 pesos.
(Olazábal 1422, Belgrano / T. 4781-4504)

4. Museo EvitaHay dos tipos de restaurantes: los que sólo piensan en facturar y los que piensan en servir buena gastronomía y que eso sea negocio. Entre estos últimos está Mueso Evita, que con su cuidada carta de orientación mediterránea, es ideal para llevar un vino fuera de serie y disfrutar de un mediodía al sol, en su patio. Cobran $30 el descorche. Pedí los raviolones de pollo con salsa de tomates horneados ($38) o el ojo de bife con papa bravas ($54). De postre, cualquier crepe, la especialidad de la casa.
(J.M. Gutiérrez 3926, Palermo Botánico / T. 4800-1599)

5. Doppio ZeroBistró barrial con nueva casa, Doppio es conocido por dos virtudes: su carta italiana, cuidada en los mínimos detalles -el huevo al tartuffo o el risotto a la milanese son imperdibles-, y su carta de vinos, escogida por el sommelier y propietario Mariano Akman. De ahí que en esta casa sean también amigos del buen vino y practiquen el descorche por filosofía. Llevá rarezas y comparalas con las de la carta, a ver si superás la propuesta. Te cobrarán 30 pesos.
(Soldado de la Independencia 1238, Belgrano / T. 4899-0162)

6. Siamo Nel FornoPese a que tiene una linda y cuidada carta de etiquetas nacionales e importadas, muy bien pensada para acompañar sus pizzas napolitanas, finitas y crocantes, no se enojan si sus clientes optan para llevar su vino. El derecho de descorche, en este muy buen restaurante, cuesta 35 pesos. Si van por allí, recomendamos pedir la pizza Patate (con láminas de papas, queso pecorino y pimienta negra, $42) o la Margherita ($45).
(Costa Rica 5886, Palermo Hollywood / T. 5290-9529)

7. Paraje ArévaloHay restaurantes en los que se gasta $100 y más por una comida. Si a eso le sumás un gran vino, la experiencia puede ser letal para el bolsillo. Pero no en Paraje Arévalo. El restó es precioso, la gastronomía bien lograda, y ofrece descorche, una opción que permite darse el gusto sin enterrar el sueldo. Vas a probar desde huevos cocidos a baja temperatura a sashimi blanco y espuma de yogur de ciruelas. Cada menú cuesta $120 y $130, según sean de 6 u 8 pasos, más $40 por el descorche.
(Arévalo 1502, esquina Cabrera, Palermo Hollywood / T. 4775-7759)

8. Le Coq DoréA esta joya gastronómica atendida por sus propios dueños se ingresa tocando timbre y con una botella de vino en la mano, porque su carta es casi inexistente: en esta casa el descorche es la regla, no la excepción. De hecho, no lo cobran. El salón es acogedor, con ladrillo a la vista y pequeñas mesas con luz tenue. Como entrada, probá los crepes de camarones o la soupe a l’ognion, como principal, el carré de cerdo ahumado y el steak au poivre valen la pena. Sólo efectivo.
(Vito Dumas 321, Victoria / T. 4725-1606)
¿Qué otro restaurante podés recomendarnos?

Por Joaquín Hidalgo de Joy

martes, 5 de abril de 2011

LOS 10 MAYORES FRACASOS GASTRONOMICOS

1. Los clubes privados de alta gama.
Los clubes privados al estilo londinense no lograron hacer pie en Buenos Aires. La idea sonaba novedosa y sofisticada: implicaba, básicamente, hacerse socio de un restaurante, pagando una cuota anual a cambio de tener un espacio exclusivo donde reunirse con amigos, beber tragos, fumar puros y comer platos de lujo. Con un sofisticado ambiente night-dinner-disco, 674 abrió en 2006 en San Telmo, pero al año siguiente anuló el sistema de membresías y se transformó en un restaurante de alta gama. Maat, refinado y sibarita, inauguró en Belgrano el mismo año, pero nunca logró cautivar a los corazones masculinos porteños; cerró en 2010. ¿Qué ocurrió? Por un lado, muy pocos podían o estaban dispuestos a pagar los fantásticos valores de membresía y de las cenas. Además, el sistema simplemente no gustó. El que quiere tomar algo después del trabajo, elige un bar y, el que busque algo realmente refinado, por ahí busca alguna barra de hotel. Los “dinner clubs” siguen firmes en el Reino Unido.

2. El modelo de negocio de las bodegas boutique

A fines de los años 90, las “bodegas garage” o “boutique” irrumpían con una exitosa fórmula cuyo elemento clave era la exclusividad: reducida producción de botellas, bajo presupuesto en marketing, instalaciones mínimas y (supuesta) mayor calidad. El ansia de novedades del público enófilo sostuvo este modelo y sus precios inevitablemente altos, y la cosa funcionó mientras hubo pocas etiquetas. El periodista y crítico de vinos José Luis Belluscio desmenuza el final: “En la primera década del nuevo siglo, el snobismo y el desconocimiento hizo que cualquiera quisiera tener bodega o vino propio, pensando que era negocio ‘hacer vino’. Las grandes firmas contraatacaron inundando el mercado con cientos de marcas, de modo tal que el consumidor no supo qué tomar de las góndolas atestadas, y se volcó a las marcas clásicas o nuevas. Así, de las bodegas boutique, sobrevivieron muy pocas”.

3. La gastronomía molecular
Básicamente, la aplicación de la ciencia a la cocina. Espumas, geles, emulsiones… podrá ser una búsqueda gastronómica válida en cuanto a la investigación de técnicas y procesos físico-químicos para conocer las moléculas del sabor, pero la pregunta es si puede convencer a los comensales. La impresión es que ir a cenar a un restó de cocina molecular es como comer en el laboratorio de Dexter: una vez es divertido, ¿pero dan ganas de volver? ¿O de cenar siempre múltiples platos semilíquidos de tamaño no mayor al de una cucharita? Hmm. La moda de restaurantes 100% moleculares alcanzó apenas a un puñado de lugares. Y algunos de ellos (como los restós de los hoteles Moreno y Faena), terminaron mutando su carta hacia platos más convencionales, tal vez con alguna que otra extraña textura para darles relieve y originalidad. Pero queda claro que las moléculas por sí mismas no atraen multitudes. Igual que los libros de química.

4. Ciertas cadenas de fast food
En un país tan afecto a las divisiones bipartidistas, no extraña que, el rubro de las comidas rápidas, sólo McDonald’s y Burger King hayan sobrevivido, erigiéndose en una suerte de Boca y River de las hamburguesas. Ya en los años 90 habían quedado en el camino varios pesos pesados yanquis: en algunos casos la propuesta simplemente no cuadró con las costumbres locales (la pizza american style de Pizza Hut y Domino’s, las donas glaseadas y el café fofo de Dunkin’ Donuts), otros simplemente aburrieron (Fuddruckers y su hamburguesa para armar). En la década pasada vimos cómo cerraban los 18 locales de Wendy’s a fines de 2000 y cómo, hace apenas seis meses, se iba del país el último Lomito’n, de capitales chilenos. Tampoco funcionó Schlotzky’s Deli (¿alguien lo recuerda? Y al  que lo recuerda, ¿no se le traba la lengua tratando de pronunciarlo?) que, falto de carisma, en 2002 se llevó sus pastramis a otros lares. En 2011, Pizza Hut y Kentucky Fried Chicken desembarcarán nuevamente en la Argentina en busca de revancha. Tal vez les vaya bien, pero deberían saber que nadie es profeta en su tierra… y a veces, tampoco en la ajena.

5. Los dispensers de vino
A inicios de la década pasada, florecía la moda de los wine bars y en estos ocupaban un lugar destacado los dispensers. Estas máquinas permitían conservar y servir diversos vinos de diversas cepas por copa, pero pronto empezaron a desaparecer. Los motivos tenían que ver, como siempre, con lo económico: según Belluscio, “la alta rotación de los vinos (en general de gama baja o media) más el costo de mantenimiento de esos dispensers, hicieron que muchos los desecharan y dejaran las botellas abiertas sin otro resguardo que el corcho”. Hoy en día estos aparatos sobreviven en pocos locales y en algunos hasta suelen hacer las veces de estrambótica vidriera, en vez de prestar el servicio para el cual fueron diseñados.

6.  Los bares temáticos
Reductos con decoración, menú y merchandising centrados en un tema en particular, por lo general deportivo. Tendencia que brilló allá por 2003 y cuyo éxito se presumía imbatible. La memoria exhuma al bar de Boca Juniors sobre la calle Sarmiento, al de River Plate en la avenida Callao, el World Sport Café y Locos Por el Fútbol en Recoleta, TyC Café, Carburando Café o Los Pumas Café, sin olvidar variantes como el artístico Sonoridad Amarilla, el intelectual Un Gallo Para Esculapio o el carnoso Hooters. Cerraron todos y sólo se salva el pionero: Hard Rock Café, que sigue ofreciendo lo suyo dignamente. Se concluye que la parafernalia visual (pletóricos de objetos de culto, pantallas de TV y ruido imbancable, amén de comida/ bebida de mediana calidad y escasa imaginación) no resultó pasión de multitudes y que a la hora de ver deporte por TV, los muchachos siguen yendo a sus bares, pizzerías y restaurantes de confianza. O se quedan en casa.

7. Los restaurantes de famosos
Otro ejemplo de lo que pasa cuando un negocio se pone de moda en nuestro país y todo el mundo -famosos incluidos- se tira de cabeza a la pileta, con la ilusión de salir a flote nadando con estilo. El tsunami del fracaso, mezcla de desconocimiento del oficio y del medio + propuestas poco tentadoras, se llevó proyectos como el del Federico “Pocho” Insúa (Ochenta77), Daniel Passarella y Américo Gallego (World Sports Café), Marisa Brel y Mercedes Marti (News Bar, Slow Café & Drinks), Celina Rucci (D’Rucci), Florencia Peña (El Gran Lebowski), Moria Casán  (Restó y +), Pablo Echarri (5º Stone), que terminaron naufragando como Tom Hanks en aquella famosa película… sólo que a Tom lo rescataron a tiempo.

8. Los formatos no tradicionales para envasar vinos
Hubo dos que supieron levantar cierta polvareda mediática, y suele recordárselos cual veros Vilcapugio y Ayohuma de la escena local del vino: dos desastres. Hablamos del vino en lata (Iron Wine y Barokes fueron las marcas emblemáticas) y del Bag In Box, suerte de envase similar al tetra brik (Viña Ona fue el pionero). En ambos casos, y más allá de la discutible calidad de algunos de los productos, de nuevo el paladar y el instinto argentos fueron indiferentes a un formato que sí tiene peso en el Viejo Mundo. “El argentino es muy tradicional para el consumo de vinos”, afirma Belluscio. “Le gusta que la botella que compró tenga corcho natural y sea de vidrio; cuanto más pesada, símbolo de mayor calidad. Sin entender que el mundo cambió. Europa pide vino de precios medio-bajos en envases Bag in Box y botellas cada vez más livianas, Australia inunda el mercado con tapas Stelvin (a rosca). La lata es otro ejemplo de lo arraigado de las costumbres en nuestro país, amén de la incerteza de que pueda ser un buen contenedor para el vino”. Telón rápido.

9. Las cupcakes
Suerte de madalenas enchapadas en azúcar glaseada, muy populares en EE.UU., vivieron en 2010 su warholesco cuarto de hora de fama en la Reina del Plata: numerosos reposteros y panaderos se volcaron a la tendencia y las cupcakerías brotaron como hongos, gozando de un misterioso suceso. Bernard Claus, otrora chef mediático, hoy exégeta gastronómico, dispara: “Se impone la cacofonía que hace impronunciable a este inaprensible bocadillo lleno de colorante y texturas que lo asemejan a un mortero de la construcción. Es eso, el boom de la construcción”. ¿Tendrá cimientos firmes el edificio? ¿O se vendrá abajo antes de fin de año? ¡Corren las apuestas!

10. Los productos a base de vino
Nacidos como una manera de acompañar al poderoso entusiasmo por esta noble bebida (y de hacer algún dinerillo en el proceso), despertaron interés y hasta simpatía: de golpe hubo cosméticos, champúes, jabones, perfumes, salsas, fideos, helados, vinoterapia (masajes y máscaras con pulpa y/o mosto), incluso cuadros pintados con la borra del vino… y de golpe, a fines de la década, lo que parecía ser una tendencia en fuerte crecimiento, se estancó. Actualmente subsisten en algunos hoteles y se los vende, casi tímidamente, como productos exóticos para turistas.
¿Algún otro fracaso para sumar a esta lista?

Por Frank Blumetti de JOY

miércoles, 30 de marzo de 2011

LLEVESE UN BIFFE DE CHORIZO INCORPORADO DESDE EZEIZA

Desde hace cuatro años recalo de tres a cuatro veces en Buenos Aires, un día en mi andar y andar por retrasos de los aviones, recalé en la terminal 4 donde tiene la mayoría de Vuelos Internacionales Aerolineas Argentinas y que se puede acceder desde la terminal internacional nueva una vez pasas pasaportes y donde termina el DutyFreeShop yendo a la izquierda y caminado unos cinco minutos por un largo pasillo de tamiz metálico.
Allí encontré el típico restaurante de aeropuerto similar a sus primos hermanos de todos los aeropuertos del mundo, pedí un biffe de chorizo y desde aquel día sueño en volver a BBAA para despedirme de la ciudad porteña con este biffe entre pecho y espalda.
Encontrar dentro de la gama de los “airfastfood restaurant” uno como el de Ezeiza terminal  4 es realmente difícil, uno ya tiene las suelas gastadas de patear aeropuertos, Miami, Barcelona, Bogota, México DF, Londres, París, Fiumichino …etc y nunca he encontrado en esta clase un restaurante cómo el de Ezeiza Internacional terminal 4.
En lo decorativo normal, sin pretensiones y funcional, en lo “air fast gatronomico”.  Por un lado Don Juan, propietario del mismo, ha montado un ejército de meser@s increíble que con disciplina militar llegan al trabajo sabiendo cuál es su función y ejecutándola a la perfección, lo que se llama profesionalidad. Paula y María, primas ellas son un ejemplo, la gordita es un encanto sonríe y sabe servir y hacer agradable estos momentos de espera que quizá en cocina pueden suceder por la acumulación de trabajo.
La cocina sensacional, las ensaladas bien surtidas con buen productos y en platos grandes para poder sazonar a tu gusto los vegetales, no escatiman en el aceite de oliva y el vinagre por comensal  botella de litro del líquido de oro per capita.
El primer día ya hace años me lleve un chasco al tener que tomar mi biffe con cubiertos de plástico, pero la seguridad es la seguridad  y las normas aeroportuarias no se andan con chiquitas con los terroristas, y vale la pena  soportar el plástico pues el biffe tiene tal textura que parece mantequilla y la suavidad de la serrilla del cuchillo de plástico es suficiente para llevártelo a la boca. Este biffe es una gloria, ya sé que no está hecho a la parrilla de carbón de “Alsina” o madera noble de árbol destinado al churrasco, sino que la parrilla anda a gas. Pero le dan no sé qué toque que no tiene nada que envidar a la Lilas.

En definitiva yo ya tengo el truco procuro llegar al aeropuerto antes de cenar o almorzar hago con tiempo mi “chek in” y me pego la caminata hasta la terminal 4, le pido a Paula o a María una ensalada y un Biffe y con calma y paladeando hasta el último rescoldo de sabor argentino para que sea  mi último recuerdo de Buenos Aires.  No hay nada mejor que regresar a tu tierra con el verdadero sabor de la carne argentina y además junto a profesionales de la restauración en la cocina y en la mesa, y si a ello le unes un buen vino, pocker de ases. Se lo recomiendo. Del vino hablaremos otro día hoy me quedo con los Biffes de Don Juan en la T4 Internacional de Ezeiza.

En la foto recorrido que hay que hacer para encontrar el escondido restaurante de la Terminal 4 la estrella indica la situación del restaurante.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA SIEMPRE INCONFORMISTA RELACION QUESOS Y VINOS

Polémica: He ido a un restaurante, donde me han dicho que el vino tinto no es el mejor para acompañar a los quesos. Al igual que otras muchas generalizaciones, dichos o creencias populares (con el pescado...), eso de que hay que beber tinto con el queso no es verdad. 
Cada queso tendrá su vino, y si tenemos que generalizar, lo más fácil es que haciendo recuento, haya más quesos que armonicen mejor con un blanco que con un tinto. 
En Madrid en la Gastroteca de Stéphane y Arturo en la castiza plaza de Chueca  llegaban al extremo de (casi) negarse a servir un plato de quesos para el que los pedía “para terminar la botella de tinto de la comida”. 
En Suiza, si no pides un chasselas –el blanco local más popular– con la ‘fondue’ o la ‘raclette’, te expulsan del país. Aunque no hace falta llegar a esos extremos, claro...
La noble tradición es la de acompañar el plato de quesos bien afinados con los mejores ‘claretes’ o grandes borgoñas tintos, igualmente ‘afinados’. 
Para nosotros es un desperdicio de los vinos y de los quesos. Sí, sí, de acuerdo, están buenos, pero el queso hace que estén buenos muchos vinos, y con sus fuertes sabores y aromas, no son lo mejor para los delicados vinos viejos. 
Como bien explica el escritor británico Hugh Johnson año tras año (porque todos los años repite la sección...) en su guía 'Pocket Wine Book', la regla de oro es muy sencilla: “cuanto más duro sea el queso, más taninos aguanta. Y cuanto más cremoso, más acidez necesita.

Por eso se entiende aquel refrán castizo que dice "que no te la den con queso", ya que el queso arregla cualquier vino malo, y los que tenían vinos regulares altos de taninos te "enguiñaban el queso para que se suavizara. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

TODOS LOS RESTAURANTES LO DEBERIAN IMITAR

Restaurantes de toda la ciudad de Londres han reducido los precios de los vinos de calidad para alentar a los bebedores a probar los que, tradicionalmente, son más caros... y, a la vez, aumentar sus beneficios. La cadena de restaurantes D & D London ha reducido el precio de 2.000 vinos que estaban en carta a precios de 50 libras (58 euros) y más y, hasta el día 14 de marzo, está promoviendo un "Top 100" con grandes descuentos
"Hemos tenido una reacción extraordinariamente positiva para que en los primeros días", dice Des Gunewardena, director general de D & D, entre cuyos 20 lujosos locales están Coq d'Argent, Paternoster y Launceston Place. 

Pero aunque esta promoción sólo sea temporal, señala un cambio de tendencia a largo plazo en el sentido de reducir los márgenes de los vinos caros, con el fin de vender más botellas. 

"Esto no es un movimiento completamente altruista", dice Gunewardena. "Hemos tomado la decisión de que preferimos vender mucho más vino con un menor margen que ahora, en lugar de vender mucho menos vino con los márgenes actuales". 

Entre las grandes botellas rebajadas que están ofreciendo estánn un Petrus 1995 por 1.450 libras, mientras que una botella de champán Cristal Roederer de 2002 o 2004 se vende a menos de la mtad que antes: de 323 a 156 libras.

Esta oleada de reducción de los precios ya empezó por otros restaurantes de Londres que han reducido los márgenes en materia de vinos 'top' para tentar a sus clientes a optar por cosas más caras. 

Leonid Shutov, copropietario del restaurante de lujo Bob Bob Ricard, ha establecido un margen máximo de ganancia de 50 libras por botella en los mejores vinos. 

"Les damos a la gente una buena razón para mejorar el vino que piden", dice a Reuters. "En un restaurante típico, la mayor parte de su volumen van a ser botellas de unas 20 libras. Pero pata nosottros la media está mucho, pero que mucho más arriba. Así que todos ganan: logramos un margen decente y el cliente hace una gran compra". 

Bob Bob Ricard vende el Pol Roger 1988 por 153 libras por botella, mientras que en otros restaurantes de Londres puede llegar a las 1.000. 
"De algunos de los vinos que otros restaurantes logran vender a lo mejor seis botellas al año nosotros vendemos más de mil", asegura Shutov.

CAROLINE COPLEY 
REUTERS