VIBORESTAURANT, hablaremos de los restaurantes de todo el mundo, desde nuestro punto de vista que logicamente es muy subjetivo.


miércoles, 30 de marzo de 2011

LLEVESE UN BIFFE DE CHORIZO INCORPORADO DESDE EZEIZA

Desde hace cuatro años recalo de tres a cuatro veces en Buenos Aires, un día en mi andar y andar por retrasos de los aviones, recalé en la terminal 4 donde tiene la mayoría de Vuelos Internacionales Aerolineas Argentinas y que se puede acceder desde la terminal internacional nueva una vez pasas pasaportes y donde termina el DutyFreeShop yendo a la izquierda y caminado unos cinco minutos por un largo pasillo de tamiz metálico.
Allí encontré el típico restaurante de aeropuerto similar a sus primos hermanos de todos los aeropuertos del mundo, pedí un biffe de chorizo y desde aquel día sueño en volver a BBAA para despedirme de la ciudad porteña con este biffe entre pecho y espalda.
Encontrar dentro de la gama de los “airfastfood restaurant” uno como el de Ezeiza terminal  4 es realmente difícil, uno ya tiene las suelas gastadas de patear aeropuertos, Miami, Barcelona, Bogota, México DF, Londres, París, Fiumichino …etc y nunca he encontrado en esta clase un restaurante cómo el de Ezeiza Internacional terminal 4.
En lo decorativo normal, sin pretensiones y funcional, en lo “air fast gatronomico”.  Por un lado Don Juan, propietario del mismo, ha montado un ejército de meser@s increíble que con disciplina militar llegan al trabajo sabiendo cuál es su función y ejecutándola a la perfección, lo que se llama profesionalidad. Paula y María, primas ellas son un ejemplo, la gordita es un encanto sonríe y sabe servir y hacer agradable estos momentos de espera que quizá en cocina pueden suceder por la acumulación de trabajo.
La cocina sensacional, las ensaladas bien surtidas con buen productos y en platos grandes para poder sazonar a tu gusto los vegetales, no escatiman en el aceite de oliva y el vinagre por comensal  botella de litro del líquido de oro per capita.
El primer día ya hace años me lleve un chasco al tener que tomar mi biffe con cubiertos de plástico, pero la seguridad es la seguridad  y las normas aeroportuarias no se andan con chiquitas con los terroristas, y vale la pena  soportar el plástico pues el biffe tiene tal textura que parece mantequilla y la suavidad de la serrilla del cuchillo de plástico es suficiente para llevártelo a la boca. Este biffe es una gloria, ya sé que no está hecho a la parrilla de carbón de “Alsina” o madera noble de árbol destinado al churrasco, sino que la parrilla anda a gas. Pero le dan no sé qué toque que no tiene nada que envidar a la Lilas.

En definitiva yo ya tengo el truco procuro llegar al aeropuerto antes de cenar o almorzar hago con tiempo mi “chek in” y me pego la caminata hasta la terminal 4, le pido a Paula o a María una ensalada y un Biffe y con calma y paladeando hasta el último rescoldo de sabor argentino para que sea  mi último recuerdo de Buenos Aires.  No hay nada mejor que regresar a tu tierra con el verdadero sabor de la carne argentina y además junto a profesionales de la restauración en la cocina y en la mesa, y si a ello le unes un buen vino, pocker de ases. Se lo recomiendo. Del vino hablaremos otro día hoy me quedo con los Biffes de Don Juan en la T4 Internacional de Ezeiza.

En la foto recorrido que hay que hacer para encontrar el escondido restaurante de la Terminal 4 la estrella indica la situación del restaurante.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA SIEMPRE INCONFORMISTA RELACION QUESOS Y VINOS

Polémica: He ido a un restaurante, donde me han dicho que el vino tinto no es el mejor para acompañar a los quesos. Al igual que otras muchas generalizaciones, dichos o creencias populares (con el pescado...), eso de que hay que beber tinto con el queso no es verdad. 
Cada queso tendrá su vino, y si tenemos que generalizar, lo más fácil es que haciendo recuento, haya más quesos que armonicen mejor con un blanco que con un tinto. 
En Madrid en la Gastroteca de Stéphane y Arturo en la castiza plaza de Chueca  llegaban al extremo de (casi) negarse a servir un plato de quesos para el que los pedía “para terminar la botella de tinto de la comida”. 
En Suiza, si no pides un chasselas –el blanco local más popular– con la ‘fondue’ o la ‘raclette’, te expulsan del país. Aunque no hace falta llegar a esos extremos, claro...
La noble tradición es la de acompañar el plato de quesos bien afinados con los mejores ‘claretes’ o grandes borgoñas tintos, igualmente ‘afinados’. 
Para nosotros es un desperdicio de los vinos y de los quesos. Sí, sí, de acuerdo, están buenos, pero el queso hace que estén buenos muchos vinos, y con sus fuertes sabores y aromas, no son lo mejor para los delicados vinos viejos. 
Como bien explica el escritor británico Hugh Johnson año tras año (porque todos los años repite la sección...) en su guía 'Pocket Wine Book', la regla de oro es muy sencilla: “cuanto más duro sea el queso, más taninos aguanta. Y cuanto más cremoso, más acidez necesita.

Por eso se entiende aquel refrán castizo que dice "que no te la den con queso", ya que el queso arregla cualquier vino malo, y los que tenían vinos regulares altos de taninos te "enguiñaban el queso para que se suavizara. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

TODOS LOS RESTAURANTES LO DEBERIAN IMITAR

Restaurantes de toda la ciudad de Londres han reducido los precios de los vinos de calidad para alentar a los bebedores a probar los que, tradicionalmente, son más caros... y, a la vez, aumentar sus beneficios. La cadena de restaurantes D & D London ha reducido el precio de 2.000 vinos que estaban en carta a precios de 50 libras (58 euros) y más y, hasta el día 14 de marzo, está promoviendo un "Top 100" con grandes descuentos
"Hemos tenido una reacción extraordinariamente positiva para que en los primeros días", dice Des Gunewardena, director general de D & D, entre cuyos 20 lujosos locales están Coq d'Argent, Paternoster y Launceston Place. 

Pero aunque esta promoción sólo sea temporal, señala un cambio de tendencia a largo plazo en el sentido de reducir los márgenes de los vinos caros, con el fin de vender más botellas. 

"Esto no es un movimiento completamente altruista", dice Gunewardena. "Hemos tomado la decisión de que preferimos vender mucho más vino con un menor margen que ahora, en lugar de vender mucho menos vino con los márgenes actuales". 

Entre las grandes botellas rebajadas que están ofreciendo estánn un Petrus 1995 por 1.450 libras, mientras que una botella de champán Cristal Roederer de 2002 o 2004 se vende a menos de la mtad que antes: de 323 a 156 libras.

Esta oleada de reducción de los precios ya empezó por otros restaurantes de Londres que han reducido los márgenes en materia de vinos 'top' para tentar a sus clientes a optar por cosas más caras. 

Leonid Shutov, copropietario del restaurante de lujo Bob Bob Ricard, ha establecido un margen máximo de ganancia de 50 libras por botella en los mejores vinos. 

"Les damos a la gente una buena razón para mejorar el vino que piden", dice a Reuters. "En un restaurante típico, la mayor parte de su volumen van a ser botellas de unas 20 libras. Pero pata nosottros la media está mucho, pero que mucho más arriba. Así que todos ganan: logramos un margen decente y el cliente hace una gran compra". 

Bob Bob Ricard vende el Pol Roger 1988 por 153 libras por botella, mientras que en otros restaurantes de Londres puede llegar a las 1.000. 
"De algunos de los vinos que otros restaurantes logran vender a lo mejor seis botellas al año nosotros vendemos más de mil", asegura Shutov.

CAROLINE COPLEY 
REUTERS